lunes, 27 de agosto de 2012

Tres de cada 10 cooperativas mineras son de comunarios

Antes de ser minero cooperativista, Hermógenes Huaranga, de 56 años, se dedicaba a sembrar papa y trigo en su comunidad, en el municipio de Sicaya, de Cochabamba. Hoy, junto a sus congéneres, gestionan la Cooperativa Originaria Indígena Boliviana Limitada Sicaya que explota estuco en esa zona.

Asegura que el trabajo “está bueno”, aunque el problema que le aqueja es la tardanza del trámite de contrato de arrendamiento minero. Por esto, cada vez que llega a La Paz ni bien pisa la terminal se va a Federación Nacional de Cooperativas Mineras (Fencomin).

Huaranga no es el único comunario que apostó por la minería. Es más, Fencomin estima que de las 1.417 cooperativas registradas en Bolivia, el 30% (425) está formado por campesinos originarios.

Ese fenómeno es impulsado, en mayor proporción, por el “buen precio” de los minerales en los mercados externos y en menor magnitud por las condiciones de la producción agrícola, explica el presidente de la federación, Albino García.

Similar criterio tienen el viceministro de Cooperativas Mineras, Isaac Meneses, y el diputado cooperativista por La Paz Wilfredo Calani.

“En las cooperativas ya establecidas lógicamente siempre vemos que hay migración a las minas por esta temporada; y en las cooperativas nuevas, son nuevos emprendimientos que están siendo incitados por las mismas comunidades. La creación es de las propias comunidades”, afirma García.

El viceministro Meneses dice que este fenómeno tiene que ver “un poco” con la intención de los comunarios por mejorar “su estándar de vida”, ya que por problemas de lluvias y por la topografía del país la agricultura “no es tan buena” y en algunos casos lo que se produce “ni siquiera alcanza para el sustento anual”.

Aclara, sin embargo, que los campesinos no se alejan totalmente de la agricultura y que este fenómeno comenzó a registrarse con “bastante afluencia” aproximadamente desde 2006. En La Paz se dan casos de que hay “comunidades enteras que se han vuelto cooperativas”, dice Gerardo Salinas, secretario general de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras del departamento.

Del total de las cooperativas mineras que operan en el país, el 68% (775) está concentrado en La Paz, según datos del Servicio Nacional de Geología y Técnico de Minas.

Salinas acota que la situación tiene también su origen en “la falta de trabajo, porque ellos solamente viven de la siembra”, y ésta se realiza en un época del año, lo que hace que el tiempo restante deban esperar para producir.

“De acuerdo a eso y como ahora está la subida de precios de los minerales, están haciendo ‘cateo’ y están encontrando mineral y empezando a trabajar”.

Calani sostiene que dada la situación del precio de los minerales “nuestros hermanos comunarios” optaron por crear cooperativas. No obstante, “al menos en La Paz no tenemos, que yo sepa, ni una empresa comunitaria, todas optaron por ser cooperativas”.

Como sea, el sector de la minería cooperativizada vive un auge. Hasta septiembre de 2011 se registraban 1.304 de estas empresas, las cuales ascendieron hasta el 30 de julio a 1.417, con más de 110 mil miembros, según el Viceministerio de Cooperativas Mineras.

No obstante, está latente el “fantasma” del descenso de los precios internacionales de los minerales. Calani ve en este aspecto el elemento que diferenciará a las cooperativas tradicionales con las surgidas de las comunidades.

Las primeras, estima, tienen vigencia de más de 30 años y “jamás van a desaparecer”, porque durante su vigencia tuvieron que enfrentar bajas cotizaciones.

En cambio sobre las segundas dice que se desconoce hasta qué punto puedan “permanecer” ante una eventual caída del precio del mineral. “Puede ser que los comunarios dejen de trabajar, se dediquen a su actividad' en cambio los verdaderos cooperativistas hemos nacido para eso”, asegura.

Más detalles
Por quinquenios El quinquenio 2006-2010 es el lapso de tiempo en que mayor cantidad de cooperativas mineras nacieron, 333.


Tres concentran La Paz, Oruro y Potosí son los departamentos que concentran el 88% de las cooperativas mineras que operan en Bolivia.


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