domingo, 23 de noviembre de 2014

La imprevisión en minería tiene serias consecuencias

"Llorar sobre la leche derramada", no soluciona el perjuicio ocasionado y menos recuperar lo perdido. Esbozar un "plan de contingencia" ahora tiene el apuro de buscar soluciones extremas a la crisis que se vislumbra y que inexorablemente tendrá su efecto dañino, en este caso en la actividad minera, que nada tiene que ver con leche, pero sí con una buena época de "vacas gordas y felices".

Fue el tiempo inmediatamente pasado, cuestión de los últimos años, cuando la cotización de los precios internacionales de minerales, casi todos, registraban valores excepcionales y naturalmente sirvieron para mejorar ciertos niveles de productividad en los sectores de la minería estatal y de los cooperativistas, que lograron mantener sus operaciones sin sobresaltos y hasta marcar importantes ganancias, el caso de Colquiri, Corocoro y hasta Huanuni en un periodo especial, fuera del ritmo positivo que registró la metalúrgica de Vinto.

Más de un ministro administró el Ministerio de Minería y Metalurgia, (MMM) lo mismo sucedió con varios presidentes en la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) empresa ésta última encargada de elaborar y establecer los planes de producción en la minería y metalurgia del Estado.



BUENOS INGRESOS

Recursos económicos se recibieron para engrosar el Tesoro General del Estado (TGE), buenos porcentajes por regalías nutrieron los presupuestos de gobernaciones y de municipios, aunque por circunstancias especiales en la distribución porcentual de tales recursos siempre fueron reducidos los fondos destinados a planes de prospección y exploración.

Pero el asunto tiene otras connotaciones especiales cuando se recuerda los reclamos de dirigentes mineros, de empresarios del sector y algún solitario director de la Comibol que reclamaban un mejor uso de los recursos mineros para activar nuevos yacimientos. Simple y llanamente nadie se interesó por ese renglón, tan importante en materia de previsión y estrategia productiva.

Ya fue en ese tiempo que se sugirió – y nos hicimos eco del planteamiento - la creación de un "fondo de reserva económica" para respaldar a la minería en procesos de dificultades financieras. El sector privado de la pequeña minería fue uno de los que más reclamó e insistió en la reposición del que fuera el Banco Minero de Bolivia, que si bien tuvo fallas administrativas en su tiempo, era una institución que permitía a los industriales mineros acceder a opciones crediticias para facilitar las actividades mineras, especialmente la compra de maquinaria, equipos y herramientas con lo que se mejoraban las tareas del sector minero.

Las cooperativas mineras lograron por su parte y para su beneficio arrancar del Gobierno mediante decreto supremo, un apoyo financiero para cubrir un bajón de precios que desequilibró sus operaciones. El apoyo se hizo más patético cuando además se entregaron volquetas a los cooperativistas, sin contar que por la misma vía estatal se dispuso créditos para la apertura y sostenimiento de algún ingenio y comercializadoras de minerales bajo la administración cooperativizada.



FALTA DE OPORTUNIDAD

Pero lo que no se hizo y ahora se lamenta es no haber dispuesto oportunamente una retención porcentual obligada en todo el sistema minero, para crear de manera legal y objetivamente práctica una reserva que sirva en tiempos de emergencia, como los que ya se preveían por efecto de la caída paulatina en el precio de los minerales, cuando las vacas comenzaban a perder peso.

Actualmente es un hecho el desmoronamiento de precios, según algunas muy optimistas autoridades puede ser coyuntural; de acuerdo al criterio de expertos y analistas del sistema las condiciones de presión que ejercen las potencias internacionales puede tener prolongada duración, por lo que hay necesidad de establecer un programa que ya ha sido denominado "de contingencia" y que según las autoridades del MMM, comprendería un programa paliativo de tres componentes. El primero un aumento necesario de la producción, el segundo control y en lo posible la reducción de los costos de operación y ahora sí el ingrediente especial, creación del "fondo de reserva".



ESTRATEGIA DE PREVISIÓN

El mismo problema del bajón de precios afecta las operaciones de la minería privada, cuyos empresarios y profesionales han dispuesto una primera medida que ha sido la de la inyectar "un fondo contingencia" para encarar un aumento de su producción y equilibrar sus costos de operación. Se entiende que el apoyo financiero, es producto de la previsión administrativa empresarial.

Este claro ejemplo nos muestra una vez más la importancia de tener una buena administración en manos de profesionales que aplican y definen el buen uso de recursos, el cumplimiento de objetivos y una disciplina a prueba de presiones que permite salvar las contingencias en tiempos de apuro.

Lo que mencionamos al principio de ésta nota… "de nada sirve llorar sobre la leche derramada", pero la experiencia debe ser tomada en cuenta para que las autoridades responsables del manejo minero, adopten políticas claras para impulsar este sector, pese a la complejidad de su desarrollo en el tiempo actual, pues lo ideal hubiese sido que las previsiones se apliquen en los buenos tiempos, cuando era posible hacer ahorros y transformarlos en reserva de disponibilidad únicamente en periodos críticos.

El "plan de contingencia" del que se habla en niveles oficiales, debe responder a la realidad minera nacional y no sólo sectorial, es importante que se defina la reglamentación de la Ley de Minería y su añadido sobre materia tributaria, sólo así se puede abrir un canal a las inversiones como requisito indispensable para encarar planes de prospección, exploración, sostenimiento de las operaciones en desarrollo, mientras pase el tiempo de las vacas flacas y retornen mejores tiempos para seguir impulsando la minería.

Las imprevisiones, la falta de responsabilidad administrativa, el manejo de entidades como la Comibol, mayormente con criterio político y no técnico son situaciones que merecen una auditoría retrospectiva, pues los problemas actuales pudieron evitarse con medidas oportunas.

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