sábado, 23 de julio de 2016

Reestructurar la estatal minera


Mucha gente próxima a la actividad minera, entre profesionales del ramo sean ingenieros geólogos, metalurgistas, de minas o técnicos del ramo, a los que se suman trabajadores asalariados del sector estatal o privado, cooperativistas, personeros del aparato minero, ministerio o la Comibol por los datos que se difunden son convencidos de efectuar cambios sustanciales en el aparato que mueve los engranajes del sistema.

La coincidencia quiérase o no, llega a ese punto invariable de exigir la aplicación de medidas reestructuradoras en el pesado, lento y burocrático sistema que aún mantiene la Corporación Minera de Bolivia, Comibol, la que sigue administrando algunos contratos, queriendo y no pudiendo desarrollar proyectos de explotación minera, porque ni siquiera se puede empezar por la prospección y exploración de nuevos yacimientos, lo que obliga a ésta empresa a dedicarse al seguimiento de lo que sucede en los pocos centros mineros estatales, las fundiciones, una que se defiende con su producción regular y la otra que posiblemente antes de fin de año pueda volver a fundir lingotes de plomo y plata. Mientras tanto no funciona la brújula que marque el norte del avance de Comibol.

No se puede hablar de nueva minería, pues la antigua aún prevalece en lo que corresponde al sector estatal que sigue explotando las vetas de lo que fueron ricos yacimientos como el Posokoni en Huanuni o el rendidor de Colquiri u otros yacimiento menores que se agotan paulatinamente, en lo nuevo corresponde a la minería mediana privada, con el ejemplo de San Cristóbal y otras menores en Potosí, como San Vicente, la empresa Manquiri, San Bartolomé, que gracias a inversiones externas han mejorado tecnología y pueden sostener equipos laborales sin mayores inconvenientes, además de cumplir con los recaudos que exige la Ley de Medio Ambiente.

Se habló bastante de asumir medidas de emergencia, las llamaron también de contingencia, en todo caso como "tabla de salvación" para evitar que algunas empresas se "ahoguen" debido a la crisis de los precios bajos, y los soportes se efectivizaron como créditos especiales, por decreto en condición de fideicomisos y montos importantes se utilizan aún en recomponer las minas afectadas por la caída de los precios internacionales.

En ese ajetreo de buscar soluciones a la problemática minera, justo al comienzo de la crisis, con sentido muy práctico, los trabajadores mineros asalariados fueron los que propusieron una "reestructuración" de la Comibol, como el aspecto más importante para salvar la minería en Bolivia.

El Estado se comprometió a ejecutar lo que denominó una "reconstrucción" de la Comibol, inclusive se habló de una refundación de la entidad, pero en la práctica, más allá del denominativo institucional, lo importante era recomponer la entidad partiendo de su "recomposición" estructural, con lo que estaban de acuerdo moros y cristianos, pero transcurridos muchos meses y medio año de la gestión presente la Comibol, sigue siendo la misma, como transcurre también la situación de la minería. ¿Hasta cuándo se esperará una reorganización de la estatal minera? Según los entendidos pudo ser una tarea de no más de seis meses y ya era tiempo por demás suficiente para definir líneas maestras en la Comibol.

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